En el país de la nube blanca

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"En el país de la nube blanca" es el primer libro de la trilogía de los maoríes de Ghristiane Gohl, escritora alemana afincada desde hace algunos años en España que, entre otros, ha utilizado el pseudónimo de Sarah Lark en algunas de sus obras. 

La novela está publicada en 2013 por Ediciones B del Grupo Zeta, disponible en www.casadellibro.comhttps://books.google.es...


Me gustaría decir que he disfrutado con la lectura de esta novela. Por mi parte, estoy deseando no sólo seguir con el resto de libros que conforman la trilogía sino que además, quiero averiguar si las demás obras de la autora, me pueden gustar tanto.


Opinión personal
La novela, que pronto se convirtió en best seller, es la primera de muchas que está ambientas en Nueva Zelanda, país donde la autora trabajó como guía turística y del que quedó prendada.

Amor, rencores, odio, frustración, rebeldía, falsa caridad o afán de riqueza, son algunos de los muchos sentimientos que el lector podrá apreciar a lo lardo de veinticinco años de la vida de unos personajes que, a punto de entrar en pleno auge de la revolución industrial, intentan hacerse un hueco como ganaderos ovinos. Algunos han comenzado con otras actividades menos lucrativas, como la caza de focas, la pesca de ballenas o la búsqueda de oro, pero las extensas llanuras y la relativamente fácil y económica adquisición de la tierra, les ha llevado a tomar la decisión de buscar su estabilidad y convertirse en auténticos barones de la lana.

Estos grandes terratenientes, constituyen una pequeña minoría que intentan imitar las formas de vida propia de la nobleza londinense. Los llamados barones de la lana, después de comprar de manera fraudulenta las tierras a los indígenas nativos, conviven con ellos en una naturaleza idílica en la que la autora se recrea en su descripción. Y, aunque los intentos de aculturación quedan reflejados en numerosos pasajes de la obra, el pueblo maorí, no sólo mantiene sus costumbres y tradiciones, sino que, a través de la educación recibida de manos de los propios occidentales, defienden lo que les pertenece.

Con respecto a los personajes, sólo puedo deciros que ya me gustaría poder nombrar al que más me gustó. Principales y secundarios, todos tienen sus propias circunstancias personales, ansían sobrevivir y encontrar su lugar en el mundo y, la gran mayoría, han fracasado en su intento de encontrar el amor y la felicidad. En mi opinión, todos ellos son, a su manera, luchadores con grandes debilidades que se han convertido en víctimas de un mundo injusto. Aunque todos, con sus virtudes y defectos, resultan seres conmovedores, no puedo dejar de hacer alusión a los tres grandes personajes alrededor de los cuales gira toda la trama, Gerald Warden y las figuras femeninas de Gwyneira y Helen.

Con respecto a Gerald, quien en un principio se nos presenta como un cortés y adinerado ganadero, no resulta ser más que un burdo oportunista que se ha casado por conveniencia con una mujer a la que jamás ha amado. La falta de interés por la explotación ganadera de su hijo Lucas, un chico bien formado y educado, hace que Gerald centre sus esperanzas en un heredero que no da llegado y éste es el motivo por el cual termina ahogando sus frustraciones en el alcohol y comportándose de forma rastrera.

El cambio de carácter experimentado por las protagonistas femeninas, también me sorprende. Así, Helen, una institutriz recta, severa y disciplinada, asume su papel de esposa fiel que acata de forma sumisa todas las decisiones de un marido cuya forma de ser dista mucho de lo que en un principio ella esperaba. La convivencia y las funciones hogareñas que a Helen se le atribuyen, tampoco cumplen sus expectativas pero con paciencia y con la ayuda de sus nuevos amigos, la nueva señora O’Keefe, lucha por adaptarse a su nueva vida.

En cambio, su amiga Gwyneira, una joven que se siente más a gusto con los animales que con las personas, se embarcará en la aventura de casarse con un hombre al que no conoce, con el objetivo de conseguir su ansiada libertad. A pesar de que Lucas Warden resulta ser un apuesto marido, cariñoso, educado y comprensivo, la joven debe aprender a lidiar con los accesos de cólera y resentimiento de su suegro. A pesar de las dificultades de convivencia, Gwyneira consigue ganarse el respeto de los trabajadores de Kinward Station y luchar en soledad, por su familia.

Argumento
En 1852, el Dublin zarpa de Londres con destino a las prometedoras tierras de Nueva Zelanda. La larga travesía propicia el encuentro de dos mujeres muy diferentes que comparten la ilusión de iniciar una nueva vida al lado de unos esposos que todavía no conocen.

Helen Davenport, tras la temprana muerte de su padre, acepta un trabajo como institutriz de la noble familia Greenwood, que le permite financiar los estudios de sus hermanos. Su edad y su escasa dote la animan a responder a un anuncio del folletín parroquial en el que se buscan mujeres dispuestas a contraer matrimonio en Nueva Zelanda. A través de la parroquia, se pone en contacto y acepta la propuesta de matrimonio de Howard O’Keefe, un culto y refinado ganadero que comparte su ilusión por formar una familia. Helen se embarca precipitadamente con la misión de velar por seis niñas del orfanato que serán acogidas por prósperas familias de colonos.

Por su parte Gwyneira es la tercera hija de lord Terence Silkham. Está destinada a convertirse en una lady pero por su carácter rebelde y entusiasta, siente cierto rechazo a las normas de comportamiento y formalismos propios de su status social. Su arrojo e impulsividad, cautivan a Gerald Warden, un barón de la lana neozelandés que quiere convertirla en la nueva señora de Kiward Satiton y Gwyneira, deseosa de escapar y llevar otro tipo de vida, acepta convertirse en esposa de Lucas Warden.

La llegada a la nueva tierra, supone la separación de las dos amigas y, mientras Gwyneira, cautivada por la belleza de los paisajes, intenta llegar a Haldon con su cada vez más intransigente e inflexible suegro, Helen, decepcionada ante la visión de lo que en realidad es la ciudad de Christchurch, va a casa del reverendo Baldwin donde, mientras aguarda la llegada de Howard O’Keefe, ve cómo algunas niñas son entregadas a familias de dudosa honorabilidad. Tras semanas de espera y, casada precipitadamente, Helen se traslada a la decrépita granja de un marido que, desde el primer día, le encomienda tareas que realiza con la ayuda de los niños maoríes a los que empieza a dar clases.

La noticia del nacimiento del hijo de Helen, aumenta la rivalidad entre O’Keefe y Warden. Gwyneira, que toma medidas drásticas, no consigue aplacar los constantes ataques de su suegro con el nacimiento de Fleurette y, mientras que la niña crece y se convierte en la incondicional compañera de Ruben, su madre se enfrenta a la gestación y posterior crianza de un heredero no deseado.

Paul, el niño que ha crecido con los maoríes se convierte en un joven de carácter difícil. Frecuentemente genera conflictos que Gwyneira, sola o con ayuda de Helen y George Greenwood, intenta solucionar. Pero los constantes saqueos en las granjas y las disputas por la tierra con los maoríes, incrementan el nerviosismo entre los ganaderos y, en este ambiente de tensión, hasta la misma Gwyneira duda si podrá ayudar a su hijo.

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