Paraíso inhabitado es una obra emotiva e intimista
Hoy comparto la lectura de "Paraíso inhabitado", una novela de Ana María Matute, original de 2008, aunque la edición electrónica es de 2011.
Ana María Matute, una de las escritoras de mayor prestigio de la literatura española, nació en 1925 en el seno de una acomodada familia catalana y fue la segunda de cinco hermanos.
Comenzó escribe su primera novela Pequeño teatro a los 17 años aunque le llegó la fama literaria en 1948 con la publicación de los Abel. Fue la tercera mujer admitida en la Real Academia Española (leyó su discurso de ingreso en 1998).
La obra me ha recordado a El niño con el pijama de rayas, de John Boyne. Ambas están narradas en primera personas por sus protagonistas, dos niños inocentes a los que les toca vivir tiempos difíciles. No entienden el mundo que les rodea, nadie les da demasiadas explicaciones e interpretan las circunstancias bajo su visión infantil. Resultan entrañables y conmovedoras y, en mi opinión, totalmente recomendables.
Ejes de la obra
Cuando tiene 11 años estalla la Guerra Civil española (1936), un acontecimiento que la marca profundamente y que se refleja en toda su obra.
Paraíso inhabitado se desarrolla en Madrid, en los últimos años de la II República y el inicio del conflicto estalla justamente el año en el que muere Gavi. Son años difíciles, de incertidumbre ante los tiempos que corren, años en los que los conventos son quemados y la pobreza se extiende a buena parte de la sociedad del momento. Tales circunstancias sociales, pueden apreciarse a la perfección a lo largo de los 21 capítulos de los que consta la obra.
Argumento
Hoy comparto la lectura de "Paraíso inhabitado", una novela de Ana María Matute, original de 2008, aunque la edición electrónica es de 2011.
Ana María Matute, una de las escritoras de mayor prestigio de la literatura española, nació en 1925 en el seno de una acomodada familia catalana y fue la segunda de cinco hermanos.
Comenzó escribe su primera novela Pequeño teatro a los 17 años aunque le llegó la fama literaria en 1948 con la publicación de los Abel. Fue la tercera mujer admitida en la Real Academia Española (leyó su discurso de ingreso en 1998).
La obra me ha recordado a El niño con el pijama de rayas, de John Boyne. Ambas están narradas en primera personas por sus protagonistas, dos niños inocentes a los que les toca vivir tiempos difíciles. No entienden el mundo que les rodea, nadie les da demasiadas explicaciones e interpretan las circunstancias bajo su visión infantil. Resultan entrañables y conmovedoras y, en mi opinión, totalmente recomendables.
Ejes de la obra
Cuando tiene 11 años estalla la Guerra Civil española (1936), un acontecimiento que la marca profundamente y que se refleja en toda su obra.
Paraíso inhabitado se desarrolla en Madrid, en los últimos años de la II República y el inicio del conflicto estalla justamente el año en el que muere Gavi. Son años difíciles, de incertidumbre ante los tiempos que corren, años en los que los conventos son quemados y la pobreza se extiende a buena parte de la sociedad del momento. Tales circunstancias sociales, pueden apreciarse a la perfección a lo largo de los 21 capítulos de los que consta la obra.
Ana María Matute, cuyo padre, dueño de una fábrica de paraguas, viajaba frecuentemente, tiene manifestado la falta de cariño materno durante su infancia. Esta es también una característica que comparte con la protagonista quien pasa la mayor parte del tiempo con las mujeres del servicio de la casa.
La anciana y severa Tata María, junto con la jovial, alegre e impulsiva Isabel, parece que sienten en ocasiones un poco de pena por esa chiquilla que ha llegado a destiempo. Saben que está sola y por esta razón, son sus cómplices en sus escapadas al piso del terrado. Ellas, junto con Teo y, en menor medida, la lavandera Tomasa, serán los adultos con los que tendrá una relación más familiar. Adriana los quiere y les preocupa disgustarlos y, con frecuencia, mientras ellos hablan en murmullos en un código en el que dicen cosas no del todo conocidas por la niña, Adriana disfruta con sus escapadas al mundo de fantasía que se ha creado. Aquí es donde encuentra al Unicornio, ese animal maravilloso del que sólo habla con Gavi porque es consciente de que nadie más lo ve.
La anciana y severa Tata María, junto con la jovial, alegre e impulsiva Isabel, parece que sienten en ocasiones un poco de pena por esa chiquilla que ha llegado a destiempo. Saben que está sola y por esta razón, son sus cómplices en sus escapadas al piso del terrado. Ellas, junto con Teo y, en menor medida, la lavandera Tomasa, serán los adultos con los que tendrá una relación más familiar. Adriana los quiere y les preocupa disgustarlos y, con frecuencia, mientras ellos hablan en murmullos en un código en el que dicen cosas no del todo conocidas por la niña, Adriana disfruta con sus escapadas al mundo de fantasía que se ha creado. Aquí es donde encuentra al Unicornio, ese animal maravilloso del que sólo habla con Gavi porque es consciente de que nadie más lo ve.
Un aspecto que destaca en la obra, es la importancia que se le da a las normas éticas.
La madre y las profesoras del Saint Maur esperan un comportamiento que no se corresponde con la forma de ser de la niña. Ella, por curiosidad o simplemente por inocencia, en ocasiones dice o hace cosas que son censuradas y, a pesar de los múltiples intentos por corregirla, siguen calificándola de mala.
La madre y las profesoras del Saint Maur esperan un comportamiento que no se corresponde con la forma de ser de la niña. Ella, por curiosidad o simplemente por inocencia, en ocasiones dice o hace cosas que son censuradas y, a pesar de los múltiples intentos por corregirla, siguen calificándola de mala.
Argumento
Aunque todavía no entendía lo que significaba, Adriana siempre había oído decir que había nacido a destiempo. De aquella época recuerda la agitada vida social de su madre y de su hermana Cristina y, las frecuentes ausencias de su padre por motivos de trabajo. Con Tata María e Isabel siempre a su lado, de aquellos primeros años, Adriana recuerda también cómo se escondía para observar el incomprensible mundo de los Gigantes y sus escapadas nocturnas, cuando todos dormían, al salón, el lugar en el que vio por primera vez al Unicornio.
Todo
cambió el día que ingresó en Saint Maur, un colegio de señoritas en el que
todos piensan que es una niña rara, mala y que no hace lo que se espera de
ella. Adriana no hace ninguna amiga y se aísla.
Un
día, cuando se asoma a la ventana del salón, ve a un chico jugando con un
perro. Gavrila, es el hijo de una bailarina de ballet que vive con Teo y su
perro Zar. Adriana baja en una ocasión a jugar con ellos y Gavrila, o Gavi,
como quiere que le llame, la sube a su casa. A partir de entonces, las Tatas
encubren casi a diario a la niña para que juegue con su único amigo.
Pero
Gavi cae gravemente enfermo. La meningitis termina con su corta vida, aunque
Adriana confía en que vuelva a buscarla como le había prometido. Segura de que
para ello debía estar sola, se encierra en un pequeño cuarto trastero del
colegio durante dos días hasta que finalmente sale convencida de que él jamás
volverá. A partir de ese día, Adriana es expulsada definitivamente del colegio
y su madre, que se siente incapaz de rectificar su conducta y hacer que se
comporte como debería, la envía una temporada al norte, con su tía Eduarda.
Ninguna de ellas podría predecir entonces las consecuencias de los malos
tiempos que se avecinaban.
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Fecha de publicación: 05/11/2011 | Idioma: Español | ISBN: 978-84-233-4574-8 | Código: 10006161 | Presentación: Epub 2 | Colección: Áncora & Delfin | Sentido de lectura: Occidental
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